»Nací en una familia humilde de agricultores y en contacto con la naturaleza lo que me hizo tener una infancia maravillosa, con momentos muy puros y cómo no, otros difíciles, pero era una época de valores, donde las cosas no cambiaban rápidamente ni en décadas, donde la honestidad y la palabra eran más fuertes que un contrato. Nunca fui un portento en los estudios, más bien justito; me interesaba más la pesca o andar a nidos, las experiencias y el contacto con la vida.
Aun así me formé en Cantabria donde aprendí del campo y del ganado; tuve el honor de cuidar de Sultán, el famoso toro que cubrió a más de un millón de vacas, y en vacaciones ayudaba en las tareas del campo y sirviendo jarras de vino en la época estival. Así contribuía a compensar las cinco mil pesetas que cada mes con mucho esfuerzo me enviaba mi familia y ayudaba a pagar los cupones de la agraria, que era la mayor preocupación de mi madre. Mujer ejemplar a la que le debo los valores del esfuerzo y la honestidad”
Ésta es una visita al corazón del Capricho.
Al proyecto de José Gordón.
A las raíces y los valores que han dado forma a toda esta pasión.
Te haremos una visita circular, desde el restaurante, hasta una bodega primigenia, pura, donde degustaremos algo típico de aquí (una sorpresa), como cuando los vecinos se juntan a merendar en las cuevas, que así llamamos aquí a las bodegas; pasaremos por la finca de los bueyes, la bodega donde envejecemos la cecina hasta 3 años, lentamente, sin máquinas, como se hacía hace dos mil años, la bodega del vino con una cata, nuestras viñas centenarias…