INTEMPERIE
No hay cuadras ni establos en El Capricho. Nuestros bueyes viven a la intemperie, expuestos a los vientos, al frío intenso de nuestros inviernos y al calor extremo de nuestros veranos, alimentándose del paisaje sin límites en el que habitan. Hay hierbas aromáticas en su menú, tomillo, romero y lavandas, que completan su dieta de cereales y hierba seca de las brañas leonesas y que a su debido tiempo aportarán matices especiales a su carne. Y siempre ahí fuera, integrados en la naturaleza. El ejercicio y la resistencia a los embates del clima contribuyen a la calidad de la carne hasta niveles que nunca se podrían alcanzar a través de una vida estabulada y sedentaria.